1.- Es un almacén dentro de la cabeza.
La memoria no se halla en un lugar concreto, sino que es inseparable de la actividad de la corteza cerebral y los mecanismos del pensamiento. Tampoco consiste en una acumulación pasiva de datos, sino en un proceso creativo en el que atención y deseo están implicados.
2.- Hay un secreto para recordar todo.
Algunos libros y cursos se venden con este reclamo, pero no existe una pócima mágica que estimule la memoria, sino muchas reglas nemotécnicas. Todo depende de qué información se desee recordar y por cuánto tiempo.
3.- Usando determinadas reglas, memorizar es muy fácil.
Nada más falso. Mejorar la memoria es como desarrollar cualquier otra habilidad. Hay que practicar mucho con técnicas apropiadas. En cualquier caso, permanecer activo mentalmente, conservando hábitos de lectura y estudio, ayuda a mantenerla en forma.
4.- Se nace con mala o buena memoria.
Es difícil nacer con algo que no está en ninguna parte. Pero, aunque existieran diferencias heredadas en la capacidad retentiva, éstas pueden paliarse entrenando la memoria. Además, la facultad de recordar se manifiesta de diferentes formas. Se puede ser muy lento para “rememorar” una lista de ítems; y muy rápido para “reconocer” los mismos entre otros muchos.
5.- Existe una memoria fotográfica.
Hay personas con “percepción eidética”, capaces de contemplar una fotografía durante 30 segundos y recordar cada detalle de la misma. Pero las investigaciones indican que está habilidad es rara. Las proezas memorísticas que manifiestan algunas personas son producto del aprendizaje o de la práctica intuitiva de diferentes reglas nemotécnicas.
6.- Con la edad se pierde capacidad para retener información.
El envejecimiento físico no es el único responsable del deterioro de la memoria. Existen causas psicológicas y reversibles que incluyen la distracción, la depresión o la pereza mental. En cualquier caso, se recomienda a las personas mayores ejercitarla lo máximo posible incluyendo si es necesario refuerzos nemotécnicos.
7.- Si se ejercita como un músculo aumenta su capacidad.
Tras pasar varios meses aprendiéndose al dedillo obras de Víctor Hugo, el padre de la psicología norteamericana, William James, comprobó que memorizaba más despacio que al principio de su experimento. Otros estudios han revelado que tres horas diarias de ejercicio retentivo no mejoran un ápice la memoria a largo plazo. Sin embargo, las mismas horas utilizando diversas fórmulas nemotécnicas si lo consiguen.
8.- Una memoria entrenada jamás olvida.
El entrenamiento mediante técnicas ayuda a almacenar información y a ser más capaces de hallarlas cuando se necesite. Pero no asegura que se recuerden siempre todas las cosas aprendidas, sobre todo si no son necesarias.
9.- Almacenar demasiados datos altera la mente.
La capacidad de almacenar información en el cerebro es ilimitada, así que aprender y registrar en él numerosos datos no tiene porque trastornar la mente.
10.- Sólo usamos el 10% de nuestra capacidad mental.
Este argumento, aunque repetido hasta la saciedad, nunca se ha sido demostrado. ¿Cómo definir qué es el potencial cerebral y cómo cuantificarlo? Incluso si pudiéramos hacer ambas cosas, ¿cómo saber cuál es el porcentaje que realmente empleamos?